lunes, 17 de septiembre de 2012

Medicina popular: raíces, hierbas y tallos para curar todos los males

La sábila es la prediclecta de las infecciones cutáneas
Foto: Esteban Morales.

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- María Encarnación, es madre de tres mujeres y abuela de seis niños. En tono solemne relata que su quinto nieto solía presentar frecuentemente problemas respiratorios, que según ella, logró sanar con zumos extraídos de la hoja de maguey morado asado, mezclado con miel.
Esta abnegada matriarca, que reside en el barrio El Café de Herrera, como tantos dominicanos recurre a los conocimientos tradicionales para curar todo tipo de dolencias y enfermedades.
La medicina popular es económica, pero también le reviste la gracia de tener una vinculación con lo ancestral y no involucrar químicos abrasivos para su elaboración.

Según el doctor Carles Roersch, especialista en antropología médica, es justo hablar de un sistema médico dominicano. El afirma que se debe tomar en cuenta que la cultura influye de manera determinante en las prácticas de salud de una comunidad y aunque existen muchas influencias de la medicina occidental en el país, estas todavía conviven con los remedios que se han transmitido a través de generaciones.
Roersch, en su explicación, sostiene que en la cultura dominicana se manejan ideas sobre la causa de las enfermedades naturales y sobrenaturales; y sus diversos tratamientos.

La cura de la enfermedad puede brotar del patio
La hoja de limoncillo es usada como remedio para la gripe
Foto: Esteban Morales.
La cantidad de brebajes y ungüentos puede ser más voluminosa que la lista de enfermedades conocidas. Pero si se toma en cuenta un quebranto común como la gripe, se encontrarán remedios como la infusión de sábila (aloe vera) o aquella preparada con ramillas de limoncillo (cymbopogon citratus) y hojas del árbol de guanábana.

De la misma manera, una infusión  de llantén (plantago major) o de cereza, son tomadas en la mañana con una devoción casi ritual para combatir la gripe.

Estebanía Rodríguez, que suele visitar el Mercado Modelo en busca de hierbas, afirma que el bejuco conocido como “caldo santo” (argemone mexicana) también cura la gripe. Para ella la solución siempre puede estar en las plantas.  Cuando alguien de su familia tiene diarrea, rápidamente prepara un té de tua-tua (jatropha gossypifolia) y le insta a que se tome una taza completa.

Si al contrario, alguien padece de estreñimiento, pela una penca de sábila de su propio patio y el cristal lo corta en trozitos. “Le digo que se los trague como si fueran pastillas de bacalao”.

Casimira Guerrero también cree apasionadamente en el poder curativo de la medicina popular. Tiene 70 años y para lidiar con la artritis que ya comienza a darle tormentos, prepara infusiones con la corteza del apreciado árbol de guayacán.

Igualmente, relata que raspa la semilla de un aguacate, le extrae el zumo y lo une con la manteca de culebra y de iguana, para fabricar un ungüento que según afirma, le ha ayudado con los dolores en las articulaciones.
La granada se usa como remedio para la diabetes
Foto: Esteban Morales.
 Casimira tiene el carisma e iniciativa propio de las mujeres líderes en su comunidad. Por eso, cuando en su pueblo, San Rafael del Yuma, nota que algún pequeño tiene el vientre inflamado, presumiblemente a causa de parásitos, ella sin tardar, le aconseja a la madre que le prepare una taza de leche con ajo. Pero le advierte que no puede darle ese remedio diariamente, sino una vez por semana. Dice que le hace el señalamiento categóricamente, para que no le afecten el pequeño estómago del niño.

La hija menor de esta señora del extremo Este del país, sufrió por los síntomas de la sinusitis. El remedio que le preparó consistía en tomar la llamada naranja agría asarla y unirla a un poco de alcanfor y aceite cachapú. Esta mezla la depositó en un pañuelo para amarrarlo a la frente de la enferma.

Pero también para alivar el estrés y las depresiones se preparan infusiones. Las más comunes son el té de flor de manzanilla y tilo.

Foto: Esteban Morales.
Casimira dice que la infusión de la hoja del árbol de guanábana calma la ansiedad. Sin embargo advierte que no debe usarse días seguidos, porque puede alterar el sistema nervioso.


La piel también encuentra alivio en la tierra

Para las infecciones  en la piel Casimira dice que lo mejor es usar el cojoyo del tomate machacado y mezclado con sal. Dice que esa pomada debe aplicarse por varios días seguidos para ver los resultados.
En las zonas rurales, el cojoyo del árbol de chácaro machaco y mezclado con sal se aplica también para hongos en la piel.

La sábila que es común en las casas dominicanas, en la creencia mágico religiosa limpia los espacios de las malas energías, pero su uso medicinal es amplio. Es la planta privilegiada para los problemas de la piel es la sábila. Sus propiedades cicatrizantes,  le hacen ideal para borrar los defectos cutáneos indeseados.

No desbocarse; no negar y afirmar absolutamente
En los mercados se pueden comprar las hierbas y raíces utilizadas como medicina. En el Mercado Modelo ubicado en la parte más antigua de Santo Domingo, interesados consiguen los puestos de los vendedores, que están colocados, no casualmente, muy cerca de las botánicas.
Jafmary Féliz, investigadora, dermatóloga y médica epidemióloga, afirma que es respetuosa de la medicina popular, pero advierte que se debe ser cauteloso con la preparación y suministro medicamentos que no están probados científicamente.
Comenta que la medicina tradicional china experimenta en la actualidad un auge, porque utiliza elementos naturales para la curación. Observa que en la medicina popular dominicana tiene la misma base natural que la de esa parte de Oriente.
“No sería prudente aferrarse a una postura positivista que no admita el uso de medicinas que no han sido probadas bajo un rigor científico. Pero tampoco desbocarse en el uso excesivo de hierbas y raíces sin prudencia”, aconseja Féliz.

La médica señala  que en ocasiones un remedio puede efectivamente curar un padecimiento, pero ocasionar otro, por eso dice que hay que tener cautela.

La medicina popular dominicana, que también incluye ensalmos y oraciones sigue navegando con la medicina científica y occidental, y sobre todo, es el alivio económico y ritual de distintas enfermedades y molestias de otra manera muchos dominicanos no pudieran curar.