Santo Domingo.- Por su relación con lo
nuevo la moda es un aspecto fundamental en la modernidad. Como indicio de época, refiere características
particulares de un momento de la historia.
En décadas e inclusive, siglos
anteriores, la moda eliminaba los estilos pasados. Al situarse en un hoy
absoluto, provocaba una especie de amnesia social hacia la estética del ayer y
miraba con sospecha el mañana.
Sin embargo, actualmente la moda
recupera no sólo aspectos estilísticos de diferentes épocas del Siglo XX, sino
que las mismas prendas se convierten en artículos reusables y codiciados.
En
este sentido se hace interesante reflexionar sobre una tendencia actual en la
moda que ha sido asumida localmente y que recibe el rótulo de vintage.
El estilo vintage está conformado por una gran variedad de artículos de
décadas pasadas que se consideran de buena calidad.
Esta estética interviene no
solo en la indumentaria, sino también en la decoración de interiores y uso de
automóviles que tienen mucho tiempo en el mercado.
Este fenómeno se vincula a
la crisis económica, pero también al desencanto del sujeto posmoderno ante la
idea de progreso y la destrucción que en pos del desarrollo que se aplica a
todo lo pasado.
Estas tendencias son una realidad en
la República Dominicana, donde es evidente el aumento de las tiendas de
artículos usados. Una suerte de mecanismo ante la merma de disponibilidad de
recursos para gastar en bienes que no son de primera necesidad; pero también
una forma de continuar construyendo identidad a través del estilo.
Lo que
indica que aún en tiempos de crisis el consumo de artículos culturales no se
detiene sino que se transforma la manera de consumo.
Personas consultadas en Santo Domingo
afirmaron que consumen ropa de segunda mano porque les proporciona las
facilidades para vestirse de con un estilo particular y ropa de marcas
reconocidas por un precio muy bajo.
Resulta importante destacar que en esta
ciudad, el vintage está más asociado a
personas alternativas. Sujetos muy urbanos que en sus espacios de ocio ostentan
consumos culturales diferenciados del común y suelen transitar por el casco
histórico de la ciudad.
Esta estética analizada, expresa
fielmente la dualidad emblemática de la moda; que en efecto, por un lado es
imitación o como comúnmente suele decirse: tendencia. Por otro lado es
diferenciación; la búsqueda de elementos que distingan al individuo del resto
de la sociedad.
Precisamente en la diferenciación es que se encuentra la razón
de la fugacidad de la moda. En nuestros días, por avance extraordinario de las
comunicaciones, los símbolos culturales se masifican rápidamente. En cuanto un
estilo se hace común para gran parte de los que conforman una sociedad, pasa de
moda, porque pierde el carácter simbólico diferenciador entre los grupos
sociales.
Por ahora el vintage está de moda y su permanencia probablemente dependerá del
tiempo que dure la amplia mirada suspicaz ante el futuro. Lo que si es
indudable es que por lo pronto, es una manera de expresión que convierte los
artículos en más que mercancía, en manifestaciones de cómo se asumen los
cambios en el mundo.